Una terapia transpersonal es aquella que nos pone en contacto con nuestra identidad esencial










La terapia transpersonal es un viaje que se hace “acompañado” y cuya meta es “el sí mismo profundo” con todas sus sanadoras consecuencias. Por tanto, en psicología transpersonal, el término “terapeuta” significa “acompañante” y lo que realmente resuelve problemas es el crecimiento personal y la expansión de consciencia.

Las personas que se aceran a esta terapia,  bien porque atraviesan una crisis, desean profundizar en algún aspecto de su vida, o buscan orientación hacia el sentido más profundo de sus vidas, son personas sanas que anhelan ser más felices encontrando su verdadera esencia.

Técnicas o ejercicios que se aplican en Terapia Transpersonal

La terapia transpersonal es una forma de "Yoga Integral". Por "Yoga Integral" se entiende al crecimiento desde las áreas:

- Física: Ejercicio físico, alimentación sana y consciente.

- Emocional: Gestión de una red social, relaciones conscientes, ejercicios de respiración.

- Mental: Reflexión, estudio, actualización de capacidades.


- Espiritual: Trabajo en la expansión de consciencia y el desarrollo del propio "darse cuenta": Meditación ZEN, Yoga o Tai Chi, atención sostenida, mindfulness.

 

Cada persona cada etapa correspondiente de la terapia requiere del entrenamiento de técnicas entra las cuales pueden destacarse:

- Respiración consciente.
- Estados de relajación profunda en los que se accede a áreas mentales que saben "lo que está pasando".
- Ejercicios de "regresión" hacia etapas anteriores en búsqueda de raíces y causas de patrones conductuales no deseados.
- Ejercicios de identificación con el Testigo interior.
- Observación y análisis de los procesos cognitivos de cada miedo.
- La práctica de la meditación-

Y otras muchas técnicas que entrenan al sujeto a distanciarse de sus contenidos mentales y movilizar el enfoque de la atención hacia áreas cognitivas deseables. 


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La terapia comienza por ayudar al sujeto en conflicto a poner fin al grado de sufrimiento que pueda padecer. Posteriormente y, una vez restablecido un cierto nivel de equilibrio emocional, el terapeuta transpersonal guía en el proceso de apertura de sus dimensiones interiores y, para ello, el plan terapéutico puede desarrollarse en tres etapas: (Según J.Mª Doria)

  1. Primera etapa: Conocimiento de la propia identidad Ego. A lo largo de esta etapa se entrena al sujeto a observar todos los matices posibles de su propio conflicto. Es decir, aprender a dirigir la mirada interior, incrementando el auto conocimiento y la consciencia de sus propios patrones mentales y emocionales. Dicho “darse cuenta” aborda los elementos psicológicos implicados que causan inquietud y en muchos casos sufrimiento. A partir de este punto, el sujeto comienza a ser capaz de asumir y aprovechar el inmenso caudal de oportunidad que su crítica “situación personal” ofrece. “Lo que más nos irrita de los demás es aquello que puede conducirnos a un mejor entendimiento de nosotros mismos”. (Carl Jung)
  2. Segunda etapa: Reprogramación y relativización del propio Ego. En esta etapa el sujeto aprende a nombrar sus diferentes partes internas y proceder a recrear nuevos patrones de pensamiento de los que se derivará la vida futura de su yo personal. En esta fase, el sujeto aprende a conectarse con sus verdaderas necesidades y elegir lo que quiere vivir, constatando que lo que sucede en su mente se debe a un proceso íntimo de “interpretación de la realidad”. A partir de este punto, el sujeto por el simple hecho de devenir consciente abre un nuevo horizonte vital en cuya construcción ya puede intervenir y optar.“Lo importante no es lo que sucede sino como lo interpretamos”. (Lair Ribeiro)
  3. Tercera etapa: Hacia la Esencia: A lo largo de esta etapa, el sujeto construye el puente entre su Ego o mente pensante y el nivel transpersonal o Identidad Esencial. Conforme se avanza, el sujeto se reconocer como Ser Espiritual que se manifiesta en la Conciencia Testigo. Desde este nivel, intuye la finalidad de su vida y el propósito de su propio devenir, de manera que los errores se perciben como experiencias no casuales de aprendizaje hacia el despertar de la conciencia. “No eres una criatura humana en una aventura espiritual, sino una criatura espiritual en una aventura humana”. (Theilard de Chardín)  

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